Hace 30 años, el primer día de enero de 1994, un ejército sin rostro bajó de las montañas del sureste mexicano armado con viejos fusiles y machetes. Columnas de indígenas tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, mames y zoques con la cara oculta tras paliacates rojos, una guerrilla de ojos que miraban desafiantes a las cámaras, tomaron las principales cabeceras municipales de Chiapas, el Estado más pobre de México. En la imagen, militantes zapatistas durante uno de los actos por el 30 aniversario del levantamiento, en el VIII Caracol Dolores Hidalgo, en Chiapas, el 31 de diciembre de 2023
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue una guerrilla sin antecedentes, que declaró la guerra al Estado y que pero prometió hacerlo bajo las leyes de la Convención de Ginebra. Hablaban de un México mísero, en blanco y negro, de Chiapas como una enorme hacienda de caciques, de latifundistas y esclavos, de una tierra desangrada y una población desnutrida, agonizando por enfermedades curables. Impulsaron leyes sobre los derechos de las mujeres más vanguardistas que las de muchas democracias occidentales hoy en día. En la imagen, militantes zapatistas a bordo de motocicletas, durante los actos por el 30 aniversario del levantamiento.